Si hay una receta para el bienestar, desde luego esa es la de comer bien, descansar lo suficiente y hacer ejercicio. En esta ocasión, vamos a hablar de la relación entre lo que comemos y cómo dormimos porque, sí, ambas cosas pueden estar relacionadas.

Así como hay alimentos y hábitos que nos ayudan a tener un sueño de calidad, los hay que lo alteran y perjudican. Vamos a ver cuáles son y por qué, ya que igual te está costando dormir por esa taza de leche con cacao que te tomas antes de acostarte.

No dudes en consultar con nuestra especialista en nutrición de Cuidándote Sonia Torres si tienes problemas para conciliar el sueño. Ella te dará algunas claves personalizadas para que lo que comes no influya negativamente.

El sueño es un periodo de inactividad que utiliza nuestro organismo para recuperarse. Cuando estamos dormidos, desciende nuestro metabolismo basal, el ritmo cardiaco, la presión arterial y el tono muscular. El patrón de sueño presenta, eso sí, muchas variaciones, y diversos estados, tanto internos como externos pueden influir en él; entre ellos, los alimentos que ingerimos, aunque esto puede variar de persona a persona.

Como sabemos, cualquier bebida excitante, como el café o el té, puede generarnos dificultad para conciliar el sueño, pero ¿sabías que los dulces o la comida picante también?

Por lo general, cualquier comida que haga a nuestro sistema digestivo trabajar de más, nos pondrá complicado dormir bien, así que mejor evitar cenas:

  • Con exceso de grasas: cocidos pesados, quesos, carnes o embutidos grasos, frituras…
  • Muy condimentadas, sobre todo las picantes, ya que aumentan la temperatura corporal.
  • ¡Cuidado también con el exceso de fruta o con las verduras crudas en la cena! Algunas poseen propiedades diuréticas, como el perejil, las endivias, el apio, el ajo, la berenjena o la cebolla, y pueden hacer que el sueño se vea interrumpido por la necesidad de ir al baño.

Sueño reparador

Unos buenos hábitos de sueño tienen efectos muy beneficiosos en nuestro organismo: dormir las horas suficientes (al menos siete) y hacerlo en unas condiciones óptimas contribuye a tener una mejor salud. Un sueño reparador nos ayuda a mantener el peso bajo control, disminuir el estrés, pensar con más claridad, estar de mejor humor…

Aparte de crear una rutina saludable antes de ir a la cama, alejándonos de pantallas y respetando el horario, también podemos incluir en nuestra cena algunos de los alimentos que favorecen el sueño como, por ejemplo:

  • Maíz, tomates, patatas y, sobre todo, nueces, que contienen melatonina.
  • Leche caliente, que nos ayuda a relajarnos y además contiene triptófano que nos permitirá generar serotonina.
  • Aves, como el pavo o el pollo, igualmente ricos en triptófano.
  • Cereales, como el arroz o la avena, también fuentes de melatonina.
  • Pescados como el salmón y el atún, que contienen ácidos grasos omega 3 y vitamina D, nutrientes que ayudan a dormir mejor.

Como cada persona tiene unas necesidades concretas, la recomendación siempre es consultar a nuestra nutricionista para saber qué es aquello que a nosotros nos resulta más beneficioso.

¡Te deseamos felices y reparadores sueños!