Nuestra psicóloga, Angélika Barrios, ya nos contaba que la mente necesita de los cambios de estación para encontrar el equilibrio. El verano se caracteriza por ser una época con mucha luz y más relacionada con los momentos de ocio y diversión. Sin embargo, también nos podemos enfrentar a algunos retos que ponen a prueba nuestra estabilidad.

Las altas expectativas respecto a las vacaciones de verano, alentadas por los idílicos planes que inundan las redes sociales, pueden generarnos cierta frustración cuando aparecen imprevistos que cambian nuestros planes.

Las temperaturas también pueden ponernos a prueba. El calor, cuando es sofocante y no nos da tregua, puede alterar los nervios del más ‘zen’. Por el contrario, cuando en verano se encadenan días de lluvia y bajas temperaturas, el desánimo también puede hacer acto de presencia.

Los días de vacaciones son limitados, por eso no podemos recrear en nuestra mente un verano de ocio continuado. Ser realistas nos ayudará a afrontar con optimismo todos los momentos de esta época estival.

Tener vacaciones no implica la ausencia total de responsabilidades. Tenemos que cumplir con las obligaciones familiares, de logística y personales.

En verano surgen más planes improvisados que alteran nuestros horarios, aunque al día siguiente tengamos que trabajar, lo que provoca una acumulación del cansancio.

Aumenta el tiempo de exposición a las pantallas y de utilización de las redes sociales, hábitos que los expertos señalan como catalizador de ansiedad y estrés.

Cada persona vive el verano desde unas circunstancias particulares, por eso es importante ser realistas con las expectativas. Si sientes que el verano te come y que no logras desconectar y aprovechar las vacaciones, no dudes en hablarlo con los psicólogos de ‘Cuidándote’ para lograr las herramientas que te ayudarán a disfrutar de una manera consciente.