¿Recuerdas la famosa escena de Rocky subiendo las escaleras del Museo de Arte Filadelfia con ‘Gonna Fly Now’, esa música épica, de fondo? Se ve tan motivado, tan imparable… pero en la vida real, la motivación no siempre llega con una banda sonora inspiradora. De hecho, la mayoría de nosotros, en algún momento, hemos experimentado esa pereza indescriptible de solo pensar en ir al gimnasio. ¿Por qué pasa esto?
- No te preocupes, es natural. Incluso nuestros ancestros necesitaban conservar energía para sobrevivir. Gastar fuerzas sin un propósito claro, como escapar de un león, no tenía sentido. Entonces, en cierta forma, tu cuerpo sigue “programado” para evitar el “esfuerzo innecesario”. Claro, tu “león” podría ser la oficina o el tráfico, y tu cerebro no entiende que el entrenamiento también es algo necesario.
- El gimnasio se siente como una obligación. Si cada vez que piensas en el gimnasio te viene a la mente una lista de “tareas” y ejercicios duros, tu motivación va a flaquear. Esto pasa porque cuando algo se convierte en una obligación, la mente tiende a resistirse. Cambia esta mentalidad y empieza a ver el gimnasio como un espacio para ti y para tu bienestar. Esto puede hacer una gran diferencia.
- No estás viendo resultados inmediatos. Otro de los grandes enemigos de la motivación es la falta de resultados a corto plazo. En un mundo donde todo es inmediato, queremos ver músculos marcados, bajar de peso o mejorar nuestra resistencia después de solo una semana. Pero la realidad es que el progreso en el gimnasio es lento y, a veces, sutil. Aquí es donde tu paciencia juega un papel fundamental.
- Las redes sociales y las comparaciones. Abrir Instagram significa ver cuerpos perfectos y entrenamientos aparentemente “fáciles” que muchos influencers realizan sin esfuerzo. Ver estas imágenes tan idealizadas nos puede desmotivar en lugar de inspirarnos. La realidad es que cada cuerpo y cada proceso es diferente.
- Falta de un objetivo claro. Muchos vamos al gimnasio impulsados por ideas vagas como “quiero ponerme en forma” o “quiero bajar de peso”, pero estos objetivos no siempre son concretos. Tener un objetivo claro y alcanzable puede ayudarte a vencer la pereza. Trázate una meta como “quiero ser capaz de correr 5 km en 6 semanas”, así puedes medir y ver progresos.
Recuerda que siempre hay una manera de vencer esa pereza. Empieza por cambiar el “chip mental”. En lugar de verlo como una obligación, trata de pensar en el gimnasio como un momento para ti, es un espacio de autocuidado.
Además, te sugerimos encontrar algo que te guste: No todo es pesas y cardio en la cinta. Tal vez una clase de baile, de spinning o de boxeo sea lo tuyo. También es hora de ponerse metas a corto plazo, enfócate en pequeños logros cada semana. Como ya lo hemos comentado, ¡no te compares!. Ten presente que tu proceso es tuyo y nadie más puede hacerlo por ti. Disfruta tus propios avances. ¡No dejes que la pereza te detenga e inscríbete al Gimnasio Vila Parc en la intranet de Cuidándote!